jueves, 18 de agosto de 2011

Gastar la vida

Y parece una tontería,pero no fue así.

Aun recuerdo cuándo llegó,toda helada de frío,en pleno agosto,
con una toalla de playa que cubría sus pequeños y enclenques hombros,
de color blanco,por que aunque el sol fuera tan tan fuerte como para colorear su piel,
la suya siempre era blanca como la nieve,no dejaba transpasar ni un poquito de aquellos rayos.

Llegó como decía cansada,con la carita de estar algo costipada y se sentó en el sillón que estaba cerca de la ventana de las cortinas azules.
Nunca lo hacía,que fue lo raro,ese sillón era para ella algo sagrado,era el sillón de su abuelo y nunca se sentó,aquella tarde de verano fue su primera vez en sus diecinueve primaveras.

Se sentó y subió sus piernas al sofá,se acurrucó y abrió un poco la cortina azul para poder ver la gente en aquella calle calurosa,y así lo hizo,poco a poco se tornaron sus ojos y se fue quedando dormida,así como la nieve cuándo se posa,así de blanca y helada,como es ella.

Aun recuerdo cuándo se despertó,parece ser que entró un poco en calor y decidió llamarle,
nunca esperaba una respuesta suya,solamente lo hacía,cogía aquel teléfono enorme inalámbrico y le llamaba.

Se contaron cosas típicas y tópicas durante al menos una hora y media y cuándo colgó diciéndole: te quiero amor ,se dispuso a meterse en la ducha.

Y ahora,ahora creo que no recuerdo más,se que la vida de aquella chica pálida es simple,
sencilla y quizás algo aburrida,pero me gusta.

Me gusta por que todo lo que le importa es lo que le sirve y todo aquello que le sobra sigue a parte....

Algo de lo que deberíamos aprender.

1 comentario:

  1. Demasiado tiempo sin pasarme por aqui demasido si :)
    Echaba de menos tus textos :)
    Deberiamos ser como ella :)
    Un besote!
    mery!

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