lunes, 31 de enero de 2011

El límite de la cordura

Era el pequeño genio abandonado,
su vida constaba de pinceles,un caballete viejo,superficies de algodón,
un paleta,óleos y de Silvia.

Silvia era su mejor creación,la que aparecía en todos sus óleos,
rociada de rojo,de verde,de azul,de distintos estados de ánimo,
se la sabía desnuda y sin desnudar,las marcas de su cuerpo y podía
llegarse a oler hasta su perfume en sus prietas carnes,era tan sumamente real...

No comía apenas y sus huesos asomaban por todos lados,sus clavículas resaltaban y se las hacía resaltar también a Silvia,le regalaba flores cada mañana y a veces le contaba sus más íntimos secretos.

El vino en su casa no faltaba y su cabeza loca le hacía delirar con historias inventadas,
trataba a Silvia como una más de su familia,dentro de su soledad era ella quien le daba un poco de luz a ese corazón opaco.

Su dinero escaso era para pinturas,su cobertizo estaba repleto de lienzos dedicados a Silvia,
su gran musa,su amor platónico,su mejor amiga,su gran inspiración,su mejor obra....

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