No le hacía falta llevar maquillaje en la cara para ser un poco más guapa,ella ya lo era,no necesitaba de abrazos gigantes para sentirse más querida ni de besos de tornillo para sentirse más enamorada.

Era todo sin recibir nada y regalaba corazones a toda persona que se acercara a ella.

Tenia una bicicleta de color rosa que ella misma pintó cuando tenía san solo quince años y aun la conservaba,cuidaba aquello que pensaba que era sumamente importante,como los libros,las fotografías,su bici rosa y como no sus recuerdos.

Enmarcaba corazones todos los días y dedicaba una sonrisa para cualquier viandante que se cruzase en su camino,una sonrisa,una mirada,todo aquello que te hace diferente a los demás.

Todo aquello que es gratis y se puede dar y que sin embargo a todo el mundo le cuesta dar y experimentar.

Pero algo fallaba,todas esas sonrisas y corazones que regalaba nunca eran correspondidos,pero tampoco lo esperaba,sabía que la gente era así,que mucha gente era gris y que desafortunadamente no gozaría de todos esos privilegios que ella regalaba,la vida era así,decía ella,quizás por eso pensó en desaparecer.