domingo, 10 de enero de 2010

La carta...



Rubén llegó a la habitación,eran las cuatro de la mañana y estaba con los ojos rojos de llorar,tenía el pantalón mojado por la caída cerca de la fuente,había un pequeño charco debido a una lluvia anterior y se mojó los pantalones,llegó cansado,la directora,Rosa,no dejó de insultarle en ningún segundo de los que estuvo dentro del despacho,por suerte aquella vez,se libró de algún que otro golpe.La directora le puso el castigo de limpiar los baños de los niños y de las niñas,tenía que levantarse dos horas antes que todos sus compañeros,lo que venían siendo las cinco de la mañana.Sus amigos le estaban esperando,Rubén estaba muy cansado,no tenía ninguna gana de hablar y comentarle lo sucedido,se resfrió,llegó a la cama y se durmió,sus amigos lo dejaron descansar.

-Tenemos que hacer algo Mario,estoy hasta los huevos de que nos manejen de esta manera,no es justo lo que le an hecho al pobre Rubén,el no se lo merece-decía Paco en voz baja,estaban en la habitación y no querían que la conserje se diese cuenta.

-Es verdad-añadió Rosco-¿pero qué podemos hacer ?.

-Podemos echarle algo en la comida,no se algún mejunje desos asquerosos-dijo Mario.

-No eso es mu arriesgao,la cocinera nos podría pillar facilmente,tiene que ser algo peor,pero a la vez más fácil de hacer-decía Paco con cara pensativa.

-¡Ya lo tengo!,dijo Rosco,¿porqué no le hacemos llamadas desde el teléfono de la Menchu,y hacemos que se cage por las patas abajo?.

-Nos pillarán-reiteró Paco.

-Pues no se me ocurre nada-dijo Mario echándose a la cama.

-Mira,podemos enviarle cartas de que tiene un admirador secreto,el profesor Mariano,por ejemplo,y podemos hacer que se enamore de él,luego podemos hacer que queden en algún lugar para tener una cita amorosa,y plaf , se encontrará más sola que la una,eso le dará mucha rabia,y se volverá loca buscando al culpable-dijo Paco con su sonrisa entrecortada.

-Bueeeeeno-dijo Rosco-no es de las ideas más brillantes que haya escuchao,pero está bien.

-Yo me encargo de escribirlas-dijo Mario-vosotros tenéis muchas faltas de ortografía y lo más seguro es que no se crea que la carta es de un profesor,en cambio si la escribo yo dará más el pego.

-Es cierto-dijo Paco-yo me encargaré de ponerlas en el despacho,en un lugar donde ella pueda verla bien.

-¿Y yo?,¿de que me encargo?-dijo Rosco.

-Pues de cubrirme listo,de que va a ser.

Los chicos,con ayuda de las niñas estuvieron días pensando que le escribirían en la carta,su amigo Rubén no se enteró de nada, no querían precuparlo con sus trastadas,tenían que darle una lección a esa maldita bruja.

Después de la clase de literatura con el profesor Bernabé,los niños bajaron al recreo,fue el momento perfecto para poder entre todos,escribirle una carta,para más suerte,Rubén se resfrió por causa de los pantalones mojados,y estuvo en cama,todo ese día,pero sin librarse del castigo,asique era lo mejor,para que el no se diese cuenta de nada.

-Mario,¿as visto la poesía que a leio el profesor Bernabé?.

-Sí,¿por qué?.

-Porque era de amor-decía Paco dándole un bocado al bocadillo-era mu bonita,pero no me acuerdo del nombre,era un tal Adolfo o algo así-dijo Paco con la boca llena.

-Si,se llama Gustavo Adolfo Bécquer,y es un poeta romántico.

-Pues le podías poner una poesía desas a la cara culo-decía Rosco también con la boca llena.

-Es cierto,le pondré una poesía de él.

En el recreo,los chicos se pusieron deacuerdo,para ver que le pondrían en aquella carta mal intencionada,la escribirían por la noche,no querían que nadie sospechara de ellos.

-Bueno Paco,me voy a poner a escribirla,mañana por la mañana te la enseño ¿ vale?-decía Mario antes de acostarse.

-¡Niños a callar!-decía la conserje con la linterna señalando a los ojos de los niños apunto de dormir-no quiero oír ni una palabra más,si no ya sabéis lo que toca.

-Los niños se metieron en sus camas,y Mario se dispuso a escribir:


Hola,no puedo decirte mi nombre todavía porque no quiero que me rechaces antes de conocerme tal y como soy,llevo años contigo,y en todos estos años,me he podido dar cuenta de lo mucho que te quiero.Soy un tipo muy simpático,que ama la poesía,enseñar a los alumnos,porque soy un profesor,y me encantan los bombones de chocolate.Me encanta tu voz,que suena como el silbido de un pajarillo volando,me gustan tus andares de señorita,que es lo que es usted mi bella dama,y me encantan sus ojos color marrón como las castañas del invierno.No quiero una respuesta de usted,tan solo que si quiere seguir conociéndome,meta el mismo sobre que yo le e enviado,dentro del buzón del orfanato,yo mismo me encargaré de recogerlo.

Aquí le dejo una de las letras más bonitas,para la mujer más bonita:

RIMA XII
Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar,
te quejas; verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas de las huríes del Profeta.
El verde es gala y ornato del bosque en la primavera;
entre sus siete colores brillante el Iris lo ostenta,
las esmeraldas son verdes;
verde el color del que espera,
y las ondas del océano y el laurel de los poetas.
Es tu mejilla temprana rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos se ve al través de las perlas.
Y sin embargo, sé que te quejas porque tus ojos crees que la afean,
pues no lo creas.
Que parecen sus pupilas húmedas,
verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro que al soplo del aire tiemblan.
Es tu boca de rubíes purpúrea granada abierta
en el estío convida a apagar la sed con ella,
Y sin embargo, sé que te quejas porque tus ojos crees que la afean,
pues no lo creas.
Que parecen,
si enojada tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen en las cantábricas peñas.
Es tu frente que corona,
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día su postrera luz refleja.
Y sin embargo,
sé que te quejas porque tus ojos crees que la afean: pues no lo creas.
Que entre las rubias pestañas,
junto a las sienes semejan broches de esmeralda y oro que un blanco armiño sujetan.
Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar te quejas;
quizás, si negros o azules se tornasen, lo sintieras.

De tu admirador secreto.

-¡Pero que cursi!-decía Rosco riéndose de la carta que Mario había escrito.

-Pues a mi no me lo parece-añadió Mati.

-Oye,no es por na,pero la poesía trata de ojos verdes y la cara culo tienes los ojos más marrones que la tierra donde plantamos los árboles-Rosco se volvió a reír.

-Me da igual así se va a quedar-dijo Mario enfadado.

-Está mu bien Mario,está misma tarde,la vamos a llevar,ya sabes Rosco,tú te vendrás conmigo.

Paco y Rosco se fueron a llevarle la carta a la directora,tan solo tenían que dejarla encima de la mesa y salir corriendo,todo estaba en orden,los niños y niñas corrían por los pasillos,la conserje no estaba,y los profesores no estaban a la vista,Paco se metió dentro del despacho de la directora y Rosco se quedó en la puerta observando si había moros en la costa...

6 comentarios:

  1. Cada día me gustan más tu historias *⁻*
    ¡Un beso!

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  2. Pero que bonito *O*

    Saludos Franceses!!

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  3. Me encantan tus historias... *////*

    ¿Qué pasará ahora? Esos puntos suspensivos... ^3^

    ¡Un beso!

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  4. no soy partidaria de estas cosas pero esa bruja se lo merece
    quiero saber que pasa.
    beso

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  5. Hola,gracias por pasarte por mi blog,y claro que te sigo a partir de ahora,me encantan las historias del instituto,me recuerdan a mis tiempos.jaja..

    Me gusta esta ciudad de agua.

    Saludos de avenocturna.

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